Fashion bloggers, modelos, foodies, cantantes, modelos, nutricionistas, psicólogos… Las redes sociales llegaron para que todas -en mayor o menor escala- podamos cumplir ese sueño que desde niñas/niños siempre hemos tenido.
¡Eso es maravilloso! Y lo digo en serio, solo que a mi no me resulta tan fácil como lo veo en la pantalla del móvil, por lo que de tanto en tanto las redes sociales me hacen sentir como una mujer de ‘cierta edad’.
Lo voy a explicar mejor con algunas cosas que he tratado de hacer:
1- Foto de perfil con mirada perdida al infinito (toda mujer con cuenta en alguna red social debe tener una de ésta)
¿Cómo lo hacen? Yo por más que lo intente, cada vez que trato de posar mirando a ‘la nada’ solo recuerdo la deuda que tengo con la tarjeta de crédito lo que me produce una cara de angustia automática; so pena de ese alguien que toma 150 fotos para escuchar: «No me gusta cómo salgo», cuando en realidad quiero decirle «Es que no salgo igual a la chica que sigo por Instagram» ¡PERO CLARO QUE NO ME PAREZCO! Ella tiene 15 años menos y además es modelo profesional.
2- Foto tipo selfie:
El solo hecho de abrir la cámara frontal del teléfono luego de los 35 años es un acto entero de valentía. Es en este preciso momento que me doy cuenta que todos, sin excepción, me han mentido ¡HASTA LOS ESPEJOS! ¿De dónde ca$%/&* salieron esas bolsas debajo de los ojos, esos surcos en la boca cuando la pongo en ‘plan sexy’ y ESA PAPADAAAAAA? (inserte aquí grito de película de terror)
3- Fotos «pasándola bien» en horario nocturno:
Nadie en las redes sociales la pasa mal. Esta es la primera regla. Así que ‘lo normal’ es publicar vídeos pasándola en grande con las amigas en locales nocturnos. Ya saben: reggaeton, brindis, gritos cuando suena tu canción y muchas historias en Instagram de las que muy probablemente te arrepentirás al día siguiente.
Aquí es cuando siento algo que dice mucho La Vecina Rubia «me bajo de la vida».
Nada más abrir mi galería de imágenes y encontrar fotos de tazas de café con figuras de cisnes (muchas veces moribundo) hechas con la espuma, mientras mis amigas y yo engullimos mini dulces porque solo vamos a catas de postres, hace rato que dejamos de ir a las de vino, me hace sentir #ForeverAlone.
4- Fotos de comida gourmet: Juro que lo intento, pero lo primero que hago cuando llega mi plato con comida es comerlo.
¿Acaso no es eso lo que se supone que debemos hacer? ¿Cuándo cambiaron las reglas de protocolo en la mesa? ¡Mejor pasemos al siguiente punto!
5- Ser parte de un grupo en Whatsapp.
¡Juro por Dios que desearía que me gustara ser parte de un grupo en Whatsapp! EN SERIO.
Es que nada más ver a otras personas lo bien que se la pasan, hablando cada día de alguien distinto (generalmente que no forme parte del grupo, o sea libertad total) y burlándose de la foto ‘al descuido’ o la selfie con ‘la boca de beso’ que publicó un valiente SIENTO UNA ENVIDIA ENORME.
A pesar de todo esto siempre defenderé que las redes sociales son maravillosas, que son el medio perfecto para cumplir los sueños que en el mundo real no nos hemos atrevido hacer, solo es cuestión de orientar un poco mejor la brújula y buscar el ángulo que mejor nos favorezca en la foto.
(LA IMAGEN DE ESTA PUBLICACIÓN CORRESPONDE A LA SERIE ORIGINAL DE NETFLIX GRACIE AND FRANKIE)
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