Mi amiga Clarita es un personaje. Con exactitud no sé su edad, nunca se la he preguntado pero asumo que pasó de los 50 pero aún no llega a los 60. Tiene unas piernas de impacto, una piel de durazno y una risa única que al combinarla con un ruido que hace con la nariz es capaz de dibujarle una sonrisa hasta al más bravucón. Por supuesto ella, como el 90% de las mujeres que habitan este planeta, no cree en todos sus tributos, pero ese es otro tema.

Resulta que Clarita la amiga, la madre, la compañera de oficina, la simpática, la que baila hasta desmayarse en las fiestas navideñas del trabajo se convirtió en suegra y está atacada.

No sabe qué hacer. Aún no se ha estrenado en su nueva faceta pero Clarita está clara -vaya juego de palabras- ella sabe que el 90% de las suegras no gozan de buena popularidad y esto a ella la tiene mal.

Mi amiga, Clarita, vive dándole consejos a todo el mundo. Nunca para de hablar y cuando se toma un trago de whisky duplica el número de palabras que puede decir por segundo. Por si fuera poco su único hijo, que se fue del país hace unos cuantos años, se casó en el extranjero y acaba de ser padre, la llamó  para decirle que le compró un boleto de avión  para que fuera a visitarlos por 15 días  y ayudar así a los nuevos padres con los cuidados del recién nacido.

Me llamó ataca, triplicando su capacidad de hablar por segundo, para decirme que lleva noches enteras sin dormir imaginando su entrada al apartamento de su hijo y nuera, cual antagonista de novela mexicana y con el cartel en la frente que dice: LLEGÓ LA SUEGRA.

Yo, que suele tener el humor negro las 24 horas del día, le digo que de ahora en adelante la llamaré Itati Cantoral -¿se acuerdan de esta actriz mexicana? ¿Soroya Montenegro? ¿María la del barrio? ¿Maldita lisiada? Bueno esa-.

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Pero la verdad es que Clarita sufre mucho, le duele el pecho y deambula todo el día pensando si va a ser tan querida ahora como suegra.

Yo que no soy tan dura como parezco, me sensibilicé ante su pesar y le escribí una «Guía rápida de cómo ser una buena suegra por 15 días», espero que le sirva a ella y a todas las suegras que me leen.

1- La clave del éxito es fingir demencia: ante cualquier cosa que puedas ver o escuchar hazte la loca. A ver, cada pareja tiene una dinámica en su casa que siempre será distinta a la tuya ¿cierto? Quizás te atacará tanto orden o desorden, formas de ver la vida o tratos entre ellos, así que mientras no haya violencia física lo mejor es fingir demencia y ni siquiera trates de guardar las ollas un otro lugar distinto al que ellos escogieron, recuerda «esa no es tu casa».

2- No estás en el reality show «Master Chef»: muchas veces -de forma consciente o inconscientemente- las suegras y nueras compiten en la cocina a ver cuál de las dos cocina mejor, así que Clarita por favor no caigas en eso. Si quieres consentir a tu nueva familia -si la esposa de tu hijo también es tu familia- hazles saber que te encantaría cocinarles algo sabroso para compartir un agradable rato en la mesa o si quieres ser una suegra moderna, averigua por internet el restaurant que está de moda, haz una reservación e invítalos; al final  es tratar que dejes  un  lindo recuerdo de tu visita y hasta una foto cool que puedan publicar en el Facebook.

3- No estás en el reality show «El Desafío»:  parecido al punto anterior, no estás en una competencia para medir a cuál de las dos ama más tu hijo: si a ti o a su esposa. Cada una ocupa un papel único en el corazón de él, ninguna de las dos vale más o menos. Además recuerda que ya tu lo criaste y que en teoría hiciste un buen trabajo, así que ahora le toca a ellos vivir sus vidas como tú lo hiciste con tu esposo.

4- Vive el «aquí y el ahora»: Clarita por favor evita por sobre todas las cosas frases como: «en mi época las cosas no se hacían así» o «cuando yo crié a mis hijos»… Puedo entender que muchas veces querrás compartir consejos para el bien de ellos, pero la verdad es que debes estar muy atenta del cómo y cuándo soltar tu sugerencia. Recuerda: tu viviste tu dinámica con tu esposo, ahora le toca a tu hijo hacer lo mismo con la compañera que escogió.

5- Antes de ser suegra eres mujer: esto es una premisa de vida Clarita. Lo más noble que puedes practicar es la empatía con esa chica; la esposa de tu hijo que quizás como tú esté asustada de ser madre, esposa y nuera; posiblemente tendrá depresión post parto y una enorme presión sobre su espalda. Así que práctica eso que llaman solidaridad femenina. Hazle saber que lo está haciendo muy bien con su bebé, que ante todo lo que le digan ella debe seguir su intuición y que tu estarás ahí para ayudarla en lo que ella necesite y te haga saber. Puede que nunca sean las mejores amigas, pero imperará el respeto y sobre todo ese sentimiento noble que debe existir entre las mujeres: apoyo incondicional.

 

 

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