Siempre juego con las palabras. Me gusta usar una para describir mis días o a las personas que conozco. En el caso de Carol Leal, una mujer emprendedora, orfebre, venezolana, con un corazón que desborda patriotismo y bondad, solo puedo utilizar: Mágica.

 Y es que conocer a Carol, hablar con ella y admirar el trabajo que realiza con tanta dedicación, detalle y esmero con sus manos simplemente es mágico.

Esta venezolana es ingeniero industrial  con postgrado en Logística -ambos estudios los realizó en la Universidad Católica Andrés Bello. Caracas-Venezuela– ocupó grandes cargos gerenciales en importantes compañías del país, hasta que un día tomó la decisión de alzar vuelo y emprender su propio camino.

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A pesar de haberse desenvuelto por mucho tiempo en el mundo corporativo, las manualidades siempre le llamaron la atención, quizás se lo atribuye a la influencia de su abuela a la que veía trabajando con sus manos, especialmente haciendo postres. En 2011 decidió tomar su primer curso de orfebrería;  para el momento lo vio como un hobby, luego incursionó en otras capacitaciones de este arte más profesionales, pero tuvo que desistir de estas clases por las altas demandas que tenía en su trabajo como ejecutiva.

«Siempre me gustó el tema de la moda. Suele verse como algo superficial pero no lo es. La moda tiene su estrategia de mercadeo.  Como cualquier compañía de consumo masivo, debe entender las necesidades de la gente, es muy cambiante y eso siempre me llamó la atención. Del 2010 al 2012 me preparé para trabajar mi marca, tenía la convicción que algún día la iba a desarrollar pero seguía trabajando como ejecutiva. Me iba súper bien, tenía un buen cargo pero me entró una cosquillita, de repente todo me comenzó a molestar: los tacones, la laptop, montarme en el carro todos los días para ir a una oficina.  Comencé a sentir que no estaba enamorada de lo que hacía, a pesar de que tenía una buena estabilidad laboral no me sentía feliz, el dinero no lo es todo».

Y fue así como Carol Leal el 17 de agosto de 2016 le dijo adiós al mundo corporativo para crear uno propio. Uno en el que sus ideas, su inspiración y su talento despertarán emociones mágicas. Uno lleno de color, piedras, texturas y sobre todo libertad. 16 años de carrera profesional como ejecutiva le sirvieron para ser la mujer que es hoy en día y aplicar todo lo aprendido en su propio proyecto.

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Confiesa que -como la inmensa mayoría de los emprendedores- sintió miedo.

«El primer día sin tacones tuve que romper muchos paradigmas porque inevitablemente a veces nos dejamos llevar por la sociedad. Al principio me dio miedo porque no es fácil dejar la seguridad del 15 y 30 por un trabajo más subjetivo como el que comenzaba hacer.  Los primeros meses fueron duros porque tenía mucha incertidumbre; sin embargo lo más importante es estudiar, leer, documentarse para no ser uno más. Hoy por hoy no me arrepiento de la decisión que tomé de emprender y si tuviera que volverlo hacer lo haría 1000 veces sin pensarlo».

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Pero Carol Leal es mucho más que emprendedora. Es una mujer con una bondad desbordada, detallista y amante de las buenas causas. Es por ello que aunado a sus conocidas colecciones «Gratitud»  y  «Fuera de este mundo»,  ha sacado un lote de pulseras con las que sus ventas ayudarán al Proyecto Mayú. Son tres modelos distintos y cada una representa la esperanza bajo la figura de una palomita, la libertad simbolizado por un pequeño puño y la tercera llevará la palabra Mayú que en lenguaje pemón significa trabajo voluntariado, UNIÓN, y es justamente con esta labor social con la que ha querido colaborar con su talento

Conoce más de Carol Leal visitando su página web www.carol-leal.com A través de su cuenta en Instagram  @carolleal y del maravilloso trabajo que realiza Proyecto Mayú por sus redes sociales @proyectomayu en Instagram y Twitter. Facebook Proyecto Mayu UCV

 

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