¨El miedo da miedo¨, esta frase no es de mi autoría, se la escuché a la gran Gaby Castellanos en una TED que he visto montones de veces porque no tiene desperdicios y que es digna de replicar (más abajo comparto el video).Pero vaya que es cierto: el miedo da miedo y mucho. Yo lo he sentido centenares de veces y con la edad ha ido mutando ¿a ustedes les ha pasado lo mismo?.
Por ejemplo, de pequeña le tenía pánico a las películas de terror , sentía que si las veía cuando me fuera a dormir, debajo de mi cama saldría la mano de un monstruo que me agarraría el pie y me llevaría a un lugar oscuro ¿Qué loco verdad?. Pues hoy ya no tan pequeña me siguen desagradando las películas de este género con la diferencia que a lo que realmente le temo son las personas de carne y hueso, con almas oscuras que te arrastran a un mundo de negatividad y contaminación mental.
Como buena niña crecí con un guión femenino donde el malo de la historia era los temibles 30. Era algo así como que el mundo se iba acabar, es decir mi vida, si llegaba a la tercera década sin estar ¨realizada¨ o lo que es lo mismo casada con hijos. ¿Saben qué pasó? Que este dígito me resultó ser el más interesante de todos, la etapa en la que me he descubierto, reinventado y amado.
De la misma manera siempre me persiguió el miedo a ¨no ser aceptada¨ por los demás, así que por mucho tiempo me esforcé en complacer a todos los que me rodeaban, a cuidar minuciosamente lo que decía y sobre todo a ser una especie de político es decir a ¨caerle bien a todo el mundo¨. Fue realmente agotador, sobre todo cuando entiendes que tus opiniones no siempre serán bien vista aún hasta por tus seres queridos. Comprendí entonces una famosa frase que leí de la querida Sofía Ímber: ¨es peligroso cuando todo el mundo lo quiere a uno. Eso quiere decir que uno está siendo demasiado complaciente¨.
En lo profesional me pasó lo mismo. Por miedo soporté momentos amargos como periodista que se traducían en abusos e irrespetos a mi trabajo. Tenía pánico de fracasar y quedarme sin empleo pero el día en que sentí la fuerza de pararme, decir ¨ya no más¨ y presentar mi carta de renuncia volví a respirar. Desde ese momento mi verdadera carrera como comunicadora social comenzó.
Pero sí, el miedo sigue y está ahí presente en cada pensamiento que tengo, en cada decisión que debo tomar. No sé si se irá algún día. Creo que va cambiando con los años. Cuando arriesgas más, cuando los pasos son más grandes se presenta como un compañero de turno al que a veces hay que escucharle y otras ignorarlo.
Tengo miedo de no poder responder por ejemplo ¿cuál fue el momento más feliz de mi vida? o de saber si realmente estoy haciendo lo que deseo o simplemente lo que otros quieren. Tengo terror a ya no tener cabida en mi propio país -Venezuela- y a sentirme extranjera en el mismo suelo en el que nací.
Y tú ¿has sentido miedo alguna vez?
3 marzo, 2017 at Erd-04
Hola Betty,
¿Miedo? Todos los días. Todo el tiempo. Cuando despierto, digo: Otro día más, levantarme, trabajar, estudiar.
Pero ese miedo es el que hace que uno se mantenga activo, que viva.
Tengo miedos desde los mas tontos, como lo mayor que me siento cuando me veo una cana más, o tan trascendentales como miedo a no equivocarme en planear mi presente para cuando este con mi cabeza blanca en el futuro.
Miedo a encontrarme un ladrón en la calle y que me robe, o un real miedo a todo el dinero que se roban los corruptos de mi país que finalmente son mis impuestos y los de todos los colombianos. Y más miedo me da aún, el saber que es tan difícil acabar con la corrupción en mi país.
Miedo siempre, valor también.
Gracias por lo que escribes.
Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
5 marzo, 2017 at Eth-04
Gracias a ti mi querida Jenny por siempre leer la tapara y compartir comentarios.
Me gustó eso que dices ¨miedo siempre, valor también¨… porque de eso se trata la vida.
Ah! entiendo perfectamente ese miedo que sientes por la corrupción en tu país. Imagínate qué puedo sentir yo con lo saqueada que ha sido mi Venezuela querida.
Abrazos de vuelta!
Me gustaMe gusta