
Con los años he aprendido cosas como: no dormir con maquillaje, llevar siempre el cepillo de dientes en la cartera y no hablar con vehemencia de temas relacionados a la religión. Sin embargo, no deja de asombrarme cómo cada vez más cientos de personas escudándose en el libro más leído del mundo, La Biblia, sienten que tiene un «poder divino» para criticar y hasta censurar comportamientos de otros.
Frases como «La Biblia habla del hombre y la mujer, no de hombre con hombre o mujer con mujer» o «eso no sale en La Biblia» de verdad agotan mi capacidad de resistencia; primero porque me pregunto si realmente han leído COMPLETO, uno de los libros más complicados de la humanidad y de ser así el caso, eso atribuye algún tipo de poder e inmunidad para andar socavando aquello que llaman libre albedrío?
Temas como la homosexualidad, por mencionar uno de los más vulnerables, son tan «satanizados» porque «así no sale en La Biblia» o «eso no lo dice el Señor» con tanta ligereza que me permito recordar los 10 mandamientos de la Ley de Dios, para que cada uno de nosotros hagamos una introspección y con la mano en el corazón nos preguntemos: cumplo con los 10 mandamientos? no 5 ó 7, sino con TODOS Y CADA UNO DE ELLOS?
- Amarás a Dios sobre todas las cosas.
- No dirás el nombre de Dios en vano.
- Santificarás las fiestas.
- Honrarás a tu padre y a tu madre.
- No matarás.
- No cometerás actos impuros.
- No robarás.
- No darás falsos testimonios.
- No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
- No codiciarás los bienes ajenos
Creo que media humanidad ardería en el infierno con el número 3 y ni hablar del 6, pero como yo no soy quién para cuestionar lo que cada individuo hace, continuo con mi escrito…
Tengo amig@s homosexuales. Y sí, a pesar de la metáfora escrita en La Biblia que habla sobre Adam y Eva, me rijo por un principio aún más poderoso y que desde niña siempre lo he escuchado, tanto en casa como en la iglesia: «Todos somos iguales ante los ojos del señor». Hay otros que también me gustan tanto o más como: «El señor ama a todos sus hijos por igual» «Él no juzga» «Él perdona» o el más lapidario de todos: «Aquel de ustedes que esté libre de pecados, que tire la primera piedra» (Juan 8:7) refiriéndose al momento en el que Jesús defiende a una mujer de todo un pueblo que quería apedrearla, porque al parecer ésta era de corazón alegre.
Qué sucede entonces con los casos de divorcios? Esos matrimonios que se unieron bajo la bendición de Dios y JURARON ante un altar serle fiel a su compañer@ para toda la vida y no cumplieron con esta promesa? Hay que sacar La Biblia para recordarles que cometieron un sacrilegio y quedarán marcados por el resto de sus vidas con una A en su pecho, al mejor estilo de la novela inglesa «La letra escarlata».
Irónico verdad? Que los homosexuales sean tan perseguidos por el poder que le confiere La Biblia al humano, pero el resto de los mortales pueden saltarse uno que otro mandamiento, porque sí cumplen con eso de «Dios creó al hombre y a la mujer».
Sólo te pido una pequeña cosa: si vas hablar en nombre del Señor, hazlo de forma positiva bajo el concepto de la inclusión, pero si lo que quieres es descargar toda tu irá e incomprensión por algo que no concibes, hazlo bajo el nombre por el cual fuiste bautizado.
No se trata de aceptar, se trata de respetar. No se trata de Dios y las sagradas escrituras, se trata de la persona que eres y desde la ventana en que ves el mundo.
Así de simple!
13 junio, 2015 at Eth-0430
Totalmente de acuerdo contigo Betty, hay que respetar y aceptar a la otra persona como es!
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